En estos días se siente un aire de entusiasmo popular entre la mayoría de la gente. Han triunfado Claudia Sheinbaum a nivel nacional y Clara Brugada en la Ciudad de México, el resultado ha sido aplastante, el viejo régimen ha sufrido una derrota contundente. Es una gran victoria popular en el país y en la ciudad. Es claro el mandato del electorado de que siga la transformación, los representantes de los partidos de Morena, Verde y Partido del Trabajo adquieren un gran compromiso con la sociedad que ha depositado en ellos su confianza.
La fuerza que adquiere la próxima presidente de México abre posibilidades para dar pasos que refuercen un gobierno popular como sería una gran reforma fiscal que grave a los más ricos, la suspensión del pago de la deuda para auditarla y dejar atrás el robo del FOBAPROA y una cuantiosa deuda heredada, seguir con los aumentos al salario mínimo y también a los contractuales, además de la democratización sindical. Recuperar la producción del maíz y prohibir el glifosato, lograr la soberanía alimentaria y seguir reforzando la soberanía energética. Acabar con feminicidios y desapariciones. Agua para todos con la nueva Ley General del Agua que incorpore el control ciudadano, poner orden en la minería. Hay condiciones para la acción popular y los movimientos sociales, el motor para profundizar la transformación será el pueblo unido y organizado. Frente a oleadas conservadoras los pueblos se alegran con el tsunami de la victoria popular en México.
Estamos viviendo una época en la que es fundamental que se empodere el pueblo, se organice de modo que avance el Proyecto Nacional, que tiene que ver con la conquista de la plena soberanía nacional y popular, la organización de la política, la economía, la sociedad entera al servicio de los derechos fundamentales de la población, a la armonía de las relaciones sociales entre los seres humanos y con la naturaleza. El hecho de que se movilice la población para una jornada electoral y que decida quién es mejor, es un paso, sin embargo, el pueblo no puede limitarse a decidir cada seis años, o cada tres años, se necesita organizar por la renovación democrática en la que la organización de colectivos de trabajo, vivienda, estudio, actividades, sea permanente. Este sistema de partidos permite que queden representantes impresentables en las alcaldías, como es el caso del alcalde electo de Coyoacán, Giovani Gutiérrez relacionado dentro de las investigaciones de la Fiscalía General de la República (FGR) en contra del exdiputado federal y actualmente prófugo, Mauricio Toledo.
En la cámara de diputados tenemos a personajes como Jorge Romero Carter distinguido líder del cartel inmobiliario; Julen Rentería operador de Francisco Javier García Cabeza de Vaca quien ha sido sujeto a una orden de aprehensión y su gran aliado César Augusto Verástegui, cacique cañero en la frontera, operador en Tamaulipas; Kenia López, Aurelio Nuño, autor de la repudiada reforma educativa; Rubén Moreira de Coahuila, Sylvana Beltrones, hija de Manlio Fabio, ligada a los “Panamá Papers”, Jesús Zambrano que apoyó las reformas estructurales de Peña Nieto; Miguel Ángel Mancera el primer impulsor del cartel inmobiliario en la Ciudad de México y senadores como Marko Cortés Mendoza, Ricardo Anaya que va a regresar de EU donde se esconde, Lily Téllez será senadora plurinominal aunque haya perdido la elección por mayoría, el yunque-calderonista Francisco Ramírez Acuña, Alito Moreno y el líder charro Carlos Aceves del Olmo. Es necesaria la renovación democrática para contar con un sistema de selección de candidatos en los que el elector tenga un real poder de decisión.
Por otro lado, es claro que la población ya no puede ser manipulada por los grandes medios de desinformación. Las campañas de odio y denostación, de difamación mediática, mentiras sistemáticas en radio, televisión y redes, muy bien financiadas y con gran difusión no pudieron imponerse frente a un pueblo cada vez más consciente, que busca propuestas y que ha demostrado el desarrollo un mayor nivel político. El triunfo que está disfrutando el pueblo de México por el resultado de esta campaña es también en contra de los grandes poderes mediáticos convencionales y digitales, que realizaron una escandalosa campaña negativa, como fueron Atipycal, Latinus, Nexos, Letras libres, Televisa y TV Azteca. Los medios hegemónicos de comunicación están absolutamente rebasados, aun así, es clara la necesidad de quitarles el monopolio de los medios y crear nuevas redes de medios con contenidos progresistas en radio, tv, periódicos, revistas, telenovelas, películas, etc. Y desarrollar poderes digitales mediáticos que incidan en la toma de consciencia y en la organización.
Conforme termina el conteo de las actas computadas por el Instituto Nacional Electoral (INE), el número de senadores electos ronda la mayoría calificada, quedan hasta ahora a dos votos de alcanzar la mayoría calificada y de tener la posibilidad de pasar cambios constitucionales. Hasta ahora la coalición Morena-PT-Verde a logrado 83 senadurías. Mientras que se estima que en la Cámara de Diputados tendrán 365 representantes y la mayoría calificada.
En una reacción inmediata, los poderes fácticos temen el Plan C y los mercados reaccionaron al día siguiente. Al caer la Bolsa Mexicana de Valores un 6 por ciento, se devalúa el peso a casi 18 unidades por dólar. Así reaccionan los capitales, con movimientos económicos muy politizados, y así es como los mercados presionan, en defensa de sus intereses. Vemos un mercado de valores pataleando temporalmente, tienen miedo a una reforma a la ley del Banco de México que vulnere su autonomía. Temen reforma a la energía, les asusta la reforma al Poder Judicial que tanto los ha cobijado. Les asusta que se impongan impuestos a las gigantescas ganancias de la banca, que son escandalosas, este primer trimestre, la banca que opera en México obtuvo ingresos por intereses de 423 mil millones de pesos, un aumento de 9.28 por ciento con respecto a los 371 mil millones del mismo periodo de 2023, según la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).
Por otro lado, hay que recalcar que estas elecciones de 2024 han mostrado que es “tiempo de mujeres”. Desde 1824 en que tomó posesión el primer presidente mexicano, tras la derrota del Emperador Iturbide no había tenido México una mujer presidente. Es más, tuvieron que pasar 131 años para que las mujeres votaran por primera vez, en 1955. Hoy se viven tiempos nuevos, que crean condiciones para avanzar en la agenda de las mujeres, en la garantía de sus derechos y en acabar con la violencia y los feminicidios.
En el Hotel Presidente Intercontinental, Xóchitl Gálvez subió al escenario inmediatamente después del cierre de las casillas, sin esperar los resultados del conteo rápido de la elección, para alardear: “Está claro que ya ganamos”, luego tuvo que recular y reconocer el triunfo de la coalición Sigamos Haciendo Historia.
La sorpresa del día siguiente fue que, de forma patética, la perdedora candidata a la Presidencia de la República de la coalición Fuerza y Corazón, Xóchitl Gálvez Ruiz, tras volver a aceptar la derrota en la elección del domingo 2 de junio, anunció con bombos y platillos que impugnará los comicios porque alega intromisión del crimen organizado. A pesar del aplastante rechazo a sus dichos y alardes, los conservadores siguen insistiendo en sus mentiras, recordemos su propaganda: “el gobierno se quiere quedar con tu afore”, “se quieren quedar con tu casa”, “se va a acabar la democracia”, “viene una dictadura”, mentiras al por mayor, pero lo importante es que el pueblo que ya se interesa en la política no puede ser engañado con mentiras.
A nivel nacional se observaron fenómenos nuevos, uno de ellos fue la derrota del PRI en el Estado de México, sabemos que el grupo Atlacomulco era el núcleo duro de ese partido en el país desde hace décadas, en esta elección el grupo se dividió. En Campeche, tierra de Alito, Movimiento Ciudadano ganó más votos que el PRI. Morena ganó seis estados más la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, además ganó en 11 alcaldías, recuperando Azcapotzalco y Tlalpan, el PAN ganó Guanajuato –el refugio del conservadurismo- y sorpresivamente perdió Yucatán.
Movimiento Ciudadano tuvo un buen desempeño en la campaña presidencial alcanzando Álvarez Máynez alrededor del 10 por ciento y conservó Jalisco, pero algunos de sus candidatos más famosos como Luis Donaldo Colosio, candidato al senado por Nuevo León y Mariana Rodríguez que competía por la alcaldía de Monterrey fracasaron en su intento.
Morena perdió la capital de Oaxaca, Tuxtepec, Salina Cruz y Huajuapan, las principales ciudades del estado frente al PT y el Verde. Los Monreal perdieron Fresnillo, su tierra natal, la alcaldía Cuauhtémoc y la capital de Zacatecas que gobierna David Monreal. En Morelos ganó la gubernatura, Margarita González, de Morena, pero este partido perdió la capital Cuernavaca y otros 9 municipios.
Estas elecciones exhibieron los vicios del actual sistema de partidos. La campaña fue sucia y violenta, el “chapulineo” fue descarado, la forma en que el INE inhibe con sus políticas la participación popular, con tiempos de campaña muy cortos y prohibiciones largas para las campañas y discusión de propuestas. Elecciones de dinero y de derroche, campañas sucias de llenar de plástico y basura, anunciando nombres y mostrando rostros, sin que en ningún momento se propicie la discusión en los colectivos de trabajo, vivienda, actividad o escuela, de sus problemas y sus propuestas. Campañas en las que las y los candidatos pueden insultar y escandalizar sin límite alguno, sin freno. Gran descontento de muchísimos militantes sobre los candidatos seleccionados por su propio partido, muchos de ellos que saltaron de partidos adversarios, pocos días antes. Injerencia descarada del Poder Judicial en un ámbito que no les corresponde.
Basta de elecciones en las que los escándalos impidan la discusión profunda y serena y el empoderamiento del pueblo. La gente ha demostrado su total rechazo al neocolonialismo, al neoliberalismo, al viejo régimen. Es hora de fundar un nuevo régimen y erradicar el pasado. Basta de cargar lastres.
Hace falta la renovación democrática, rechazar a los carteles de partidos y al dispendioso INE. Lograr no solo elecciones sino también selecciones democráticas de candidatos. No financiar a los partidos sino al proceso electoral. Eliminar las campañas de propaganda vacía y dinero, para organizar discusiones y debates de la gente y los candidatos con equidad en tiempos en medios y presentaciones directas; que en las campañas se desarrolle el poder de decisión y la voluntad popular y se prohíban los regalos y promesas vacías. Poner en el centro los grandes problemas: agua, clima, minas, derechos laborales, falta de empleo, derechos de las mujeres, violencia, feminicidios y crimen organizado. Primero establecer el programa y plan de acciones, luego escoger a los candidatos y que los representantes estén mandatados bajo el principio de “mandar obedeciendo”.
La fuerza de la presidente Sheinbaum y del Congreso debe aplicarse para aprobar una nueva Constitución que resuelva problemas añejos y enquistados, que la Constitución de 1917 no puede resolver porque estamos en el siglo XXI y en una situación interna y externa totalmente diferente. La gente elige que siga y se profundice la transformación, ese es su mandato.