Si hablamos de estrellas pop metidas en polémicas, una que está dando de qué hablar es Madonna, quien enfrenta una demanda colectiva por los repetidos retrasos en sus conciertos. La cantante no se ha quedado callada y ha respondido argumentando que sus verdaderos fans saben que siempre toma el escenario mucho después de la hora programada, tratando así de justificarse.
De acuerdo con los nuevos documentos legales obtenidos por TMZ, la bailarina de 65 años sostiene que sus seguidores entienden cómo funcionan sus conciertos, reconociendo que ella suele comenzar sus actuaciones mucho después de lo que suelen decir las entradas. La demanda alega que la autora de “Like A Virgin” comenzó su espectáculo a las 10:30 p.m. cuando el show debía iniciar a las 8:30 p.m., lo que ha generado descontento de muchos asistentes.
En los papeles, la artista ofrece una defensa directa: “Si un fan es lo suficientemente familiar con la historia de conciertos de Madonna como para saber que sus actuaciones duran dos horas y quince minutos, ese fan seguramente sabría que Madonna típicamente toma el escenario mucho después de la hora del evento en el boleto (después de un acto de apertura, transición del set, etc.) y toca hasta entrada la noche”.
La demanda colectiva fue iniciada por un hombre llamado Michael Fellows, quien busca consolidar la acción en nombre de otros asistentes afectados por los retrasos. Fellows presentó la demanda en enero, argumentando que Madonna comenzó tarde en varios conciertos de diciembre en Brooklyn.
Ahora, Madonna está pidiendo a un juez que desestime la demanda, porque, como ha dado entender en sus palabras, sus seguidores acérrimos ya están acostumbrados a su tardanza. Esta demanda se centra en la cuestión de si los tiempos retrasados constituyen una violación de los términos de los boletos y, por ende, un motivo legal de queja para los asistentes.
Además de enfrentar demandas por tardanzas, Madonna ahora enfrenta una nueva acción legal que acusa su Celebration Tour de incluir contenido sexual explícito. Justen Lipeles, un asistente a su concierto del 7 de marzo en el Kia Forum de Los Ángeles, presentó una demanda colectiva contra Madonna, Live Nation y otras entidades implicadas en la gira.
La demanda, obtenida por The Hollywood Reporter, alega que el espectáculo presentaba “pornografía sin advertencia” y mujeres en topless simulando actos sexuales, lo que resultó en una experiencia perturbadora e inesperada para Lipeles y potencialmente para otros asistentes.
La acción judicial se presentó en el Tribunal Superior del Condado de Los Ángeles y acusa a la cantante y los organizadores de representación negligente, infligir intencionalmente angustia emocional, publicidad falsa y violación de contrato escrito. Lipeles argumenta que el contenido explícito del concierto no fue advertido de manera adecuada.