Alabama ejecutará este jueves por la tarde a un hombre que fue condenado por golpear hasta la muerte a una pareja de adultos mayores en un crimen de hace 20 años motivado por el robo de 140 dólares y medicinas con receta que las víctimas tenían en casa.
Jamie Ray Mills, de 50 años, será ejecutado en una prisión al sur de Alabama en lo que será la primera ejecución desde que el estado realizara la primera del país usando gas nitrógeno en enero. La inyección letal sigue siendo el método más usado en el estado, a menos que un reo solicite el gas.
Mills fue condenado por homicidio capital por el asesinato en 2004 de Floyd Hill, de 87 años, y su esposa Vera Hill, de 72, en Guin, a unas 80 millas (130 kilómetros) al noroeste de Birmingham. Los fiscales alegaron que Mills y su esposa fueron a la casa de la pareja y los atacaron con un martillo, una herramienta para llantas y un machete.
Mills, quien sostuvo que no era culpable en su juicio en 2007, ha pedido a la Corte Suprema que intervenga. Sus abogados argumentaron que evidencia reciente demuestra que la fiscalía mintió sobre tener un acuerdo de culpabilidad con la esposa de Mills para perdonarle la pena de muerte si testificaba en contra de su esposo. La oficina del fiscal general de Alabama, Steve Marshall, pidió a los magistrados permitir continuar con la ejecución, alegando que no hay duda sobre la culpabilidad de Mills.
Floyd Hill era el principal cuidador de su esposa, diabética y con problemas de salud. Mantenía sus medicamentos en la cocina, dentro de una caja para material de pesca. La familia usualmente realizaba ventas de patio para ayudar con sus ingresos y cuando la nieta de la pareja no pudo contactarlos, agentes de policía los hallaron, en charcos de sangre, en un cobertizo en el patio donde guardaban los artículos para las ventas de patio.
Floyd Hill murió por heridas en el cuello y cabeza provocadas por un objeto cortante que se usó con fuerza. Vera Hill no podía hablar tras el ataque, solo para llamar a su esposo, y falleció unas 12 semanas después por complicaciones por golpes en la cabeza, escribió la oficina del fiscal general en documentos presentados ante la corte.
En ese tiempo, Mills acababa de renunciar a su trabajo como mecánico en una gasolinera. Su jefe lo describió como “muy trabajador”. Tenía más de 10,000 dólares retrasados en pagos por pensión alimenticia para sus dos hijos, estaba preocupado por la mala salud de sus padres y había recaído en el consumo de drogas, indicaron los documentos.
JoAnn Mills se convirtió en la testigo clave en contra de su cónyuge al testificar que, tras permanecer despierto consumiendo metanfetamina, su esposo le dijo que irían a ver a un hombre sobre un dinero y que ella debía seguir sus indicaciones dentro de la casa.
Cuando llegaron a la vivienda, lo vio golpear repetidamente a la pareja en el cobertizo en el patio, de acuerdo a su testimonio citado en los documentos.
Un jurado condenó a Jamie Mills por homicidio capital y votó 11-1 por la sentencia de muerte, que fue impuesta por un juez. JoAnn Mills también había sido condenada por homicidio capital, pero al testificar en contra de su esposo, obtuvo un cargo reducido de asesinato y recibió una sentencia de prisión de por vida con la posibilidad de libertad condicional, pero sigue encarcelada.
La apelación final ante la Corte Suprema se enfocó en argumentos de que la fiscalía falló al no revelar el acuerdo con JoAnn Mills y sus desafíos al protocolo de la inyección letal del estado. Tony Glenn, abogado durante el juicio de JoAnn Mill, escribió en febrero en una declaración jurada que, antes del juicio de 2007, se reunió con el fiscal de distrito quien accedió a dejarla declararse culpable a cambio de un cargo menor si testificaba. En el estrado ella dijo que solo esperaba ganar “algún perdón de Dios” al testificar.
“El estado de Alabama planea ejecutar a Jamie Mills por inyección letal el 30 de mayo pese a nueva evidencia de que los fiscales obtuvieron su condena ilegalmente al decirle falsamente al jurado y al juez de que no habían hecho un trato con la testigo estrella del Estado”, escribió en su sitio web Equal Justice Initiative, que representa a Mills.
El estado pidió a la corte permitir la ejecución y argumentó de que el fiscal de distrito y el investigador sostienen que no hubo dicho trato y que otra evidencia conecta al acusado al crimen.
“El jurado que decidió el destino de Mills escuchó un sinnúmero de evidencia que lo incriminaba, incluyendo que las armas homicidas fueron halladas en su camioneta, junto a un par de pantalones con su nombre que estaban cubiertos con la sangre de una de las víctimas”, detalló el estado.
Los abogados de Mills argumentaron que la camioneta estaba abierta y que dichos objetos pudieron ser colocados allí por cualquier otra persona y que las armas homicidas tenían ADN sin identificar.
Sin el testimonio de JoAnn Mills el caso del estado contra Mills “es consistente con la teoría de la defensa del señor Mills de que fue inculpado” por un traficante de drogas arrestado la noche de los asesinatos con las píldoras de las víctimas y una gran cantidad de dinero en efectivo, escribió la defensa de Mills.