En México, los movimientos por el rescate de la memoria histórica y de nuestras culturas populares y revolucionarias son importantes. Han ido proliferando en todo el país los colectivos que rescatan identidad y raíces ancestrales, y movimientos por el rescate de las lenguas originarias en todas las regiones, los grupos de danza como la Conformidad Ollinkan, la defensa de la tradición de Ixcateopan, por parte del consejo de ancianos y la población del lugar que preserva los restos mortales del Ueyi Tlahtoani Cuauhtémoc, máximo héroe de la resistencia histórica de los pueblos de México contra el colonialismo y el neocolonialismo. En el ámbito cultural, hay experiencias históricas como el CLETA, Centro Libre de Experimentación Teatral y Artística, los NAKOS y muchísimos otros han desarrollado una gran labor por décadas, apoyando a los movimientos sociales por todo el país para generar conciencia popular.
Para toda la población, es necesario el acceso a vivienda digna y el derecho a la ciudad. Promover la economía social, la pensión solidaria, digna y seguridad social como base del bienestar de las familias. Estos derechos los ha defendido el Movimiento Urbano Popular desde sus orígenes con la Conamup, hasta la actualidad con movimientos como el de la Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata (UPREZ). Tras los terremotos de 1985 los movimientos urbanos populares lograron que se expropiaran 7,000 inmuebles y un programa de 45 mil viviendas en pocos meses.
Tras el terremoto de 2017 la agrupación Damnificados Unidos de Benito Juárez, Coyoacán y Cuauhtémoc está en pie de lucha desde hace 6 años. El movimiento de familias damnificadas del 19 de septiembre de 2017 exigen la reconstrucción integral de las viviendas que faltan por ser entregadas, señalando que son el 31.5 por ciento.
El Movimiento Urbano Popular (MUP) que en la actualidad unifica a varias organizaciones sociales ha dado a conocer que existen mil 100 inmuebles de alto riesgo en la Ciudad de México, la mayoría de uso habitacional, y se cuentan con unos 800 expedientes para expropiar predios con edificaciones en esa situación pero que se encuentran detenidos en el Invi.
En todos los ámbitos, los movimientos sociales proliferan, un ejemplo, son los que se desarrollan en Puebla, donde actúan: la Asamblea Social del Agua que cumple 10 años, colectivos por el bienestar, contra la privatización del agua, como Pueblos Unidos de la Región Cholulteca que sacaron a la empresa Bonafont. Y existen movimientos como la unión de vendedores ambulantes 28 de octubre. el Colectivo Ambiental Diente de León, también de los ciclistas Masa crítica, organizaciones en Mercados y tianguis alternativos. Y articulaciones como la de Pueblos unidos Puebla-Morelos o el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua (FPDTA) de Morelos, Puebla y Tlaxcala.
Para lograr satisfacer las demandas de los movimientos sociales, es urgente un Plan General Nacional para el desarrollo integral de México: decidir qué producimos, cómo y para quién, priorizando las necesidades de la sociedad mexicana y en armonía con el medio ambiente. Hay alternativas y debemos construirlas con amplia participación popular. Los movimientos sociales en México crecen y se desarrollan tendiendo a la unidad, a organizarse en formas modernas y a fortalecer su autonomía.
Hoy se lucha por una verdadera democracia. Para que la Agenda del Pueblo pueda ser una realidad, es necesaria la transformación profunda del sistema político mexicano, que ha propuesto el Congreso de la Soberanía, oponiéndose al INE, y a los carteles de partidos, arma favorita de las grandes corporaciones para imponer su agenda, por ello es fundamental contar con una nueva Constitución que empodere al pueblo como lo plantea el Consejo Nacional del Pueblo Mexicano y la Asamblea Nacional de Autogobierno.
Los movimientos luchan por asumir su soberanía, ya que el poder radica en el pueblo. México es soberano, debe apoyarse principalmente en sus propias fuerzas y no debe someterse a región alguna, el Congreso de la Soberanía se opone a la integración con Estados Unidos y Canadá, especialmente a su economía de guerra. Y propone que ningún mexicano participe en conflictos armados de agresión, llamando a no involucrarnos en forma alguna en sus guerras y a luchar por la paz mundial. Solo así contribuiremos a la lucha por la paz mundial.
Los movimientos buscan la unión en México: integrar comunidades, localidades y regiones. Toman consciencia de que México es un país plurinacional que debe reconocer los derechos de las naciones originarias, y reparar crímenes históricos y recientes. Entonces son claros sobre la necesidad de soberanía energética, alimentaria, industrial, en salud, como base de la soberanía económica. Vemos cómo se privatizaron los ferrocarriles con Zedillo, y ahora se sienten dueños de las vías que son de la nación, tenemos lo ocurrido en la industria eléctrica y petrolera tras la Reforma Energética, de modo que es claro que para lograr un desarrollo soberano se propone nacionalizar todos los sectores estratégicos de la economía que deben ser controlados exclusivamente por el Estado, para que éste cuente con Soberanía Popular y Nacional, que tenga como base la soberanía económica, política y militar. México es independiente, el pueblo manda y es solidario con los pueblos hermanos.
Para una victoria cabal, de los intereses populares y nacionales es necesaria la Renovación democrática, tal como lo plantea la organización Mexteki, con elección y selección democrática de candidatos, que sean los electores organizados en sus lugares de vivienda, estudio, trabajo, actividad quienes seleccionen a los candidatos y no los partidos, es importante dejar de financiar a los partidos para que todos esos recursos se dediquen al proceso electoral. Eliminando el dinero de las campañas, la compra de publicidad y de votantes, para que, prohibiendo el modelo actual de campañas, los y las candidatas se presenten con una propuesta a discutir, con tiempos iguales en radio, tv y en reuniones en parques y estadios, cada quien presenta sus propuestas y éstas se llevan al análisis de los electores, sin propaganda vacía ni falsas promesas. Para la Agenda del Pueblo primero se discute y aprueba el programa y plan de acciones, antes que escoger candidatos. Y quien resulte electo debe ser mandatado por los electores a operar y “aterrizar” las propuestas presentadas y aprobadas por los electores. Sin mandatar a los representantes, no hay democracia. En el actual modelo, el candidato promete y al llegar al puesto hace lo que quiere.
Una transformación profunda requiere convocar a una Constituyente democrática para elaborar una nueva Constitución. Los candidatos a la constituyente deben seleccionarse y elegirse en su totalidad a partir de propuestas populares.
En el contexto internacional los movimientos sociales impulsan la autodeterminación de los pueblos, la ayuda mutua y solidaridad entre los países, el apoyo a los pueblos en lucha. La relaciones equitativas y amistosas con otras naciones, sin dependencias, comerciando para el bienestar común. Demandan la solución pacífica de los conflictos en un contexto internacional en el que se pretende involucrarnos en los planes agresivos de EU y Canadá, en el Comando Norte y en la OTAN.
Es necesario primero ocuparnos de la Agenda del Pueblo. Los problemas y necesidades de nuestro pueblo y nuestro país son grandes y complejos, tienen solución, hay alternativas y hace falta toda la energía, la unidad popular, la amplia movilización para hacer prevalecer los intereses del pueblo.
El pueblo tiene su propia agenda, sus prioridades a corto y largo plazo. La fuerza del pueblo es inmensa, basta la movilización de millones de personas para imponer sus intereses. Nada puede detener al pueblo unido y organizado.
Precisamente por eso los poderosos, el imperio y las corporaciones, buscan desviarnos y distraernos con problemas ajenos a nosotros, volvernos espectadores o seguidores. Interesarnos en la vida de los demás y no en la propia. Promover los valores más retrógrados y ajenos a nosotros.
Es ridícula la atención que los medios y las redes sociales le prestan, por ejemplo, a la monarquía británica, publicando montones de chismes sobre príncipes y princesas, especulando sobre sus romances e infidelidades, siempre en los espacios más íntimos. Nos distraen con especulaciones sobre problemas íntimos de artistas, deportistas, cantantes. Incluso cuando se trata de abordar temas históricos se especializan en inventar relatos sobre la vida sexual de las y los héroes, quitándoles toda dimensión social. Mientras que ocultan los miles de movimientos que se desarrollan continuamente.
De lo que se trata siempre es de distraer al pueblo de su propia agenda, ocultar los mecanismos del sistema para mantener la explotación y la opresión y también de imponer su mentalidad y valores.
Esto es así en temporadas electorales, a la usanza de la “democracia americana” que promueve e impone Washington, en la que en las elecciones presidenciales se lanzan varias personas a las primarias y en ellas lo más importante es su vida personal, su vida familiar, sus problemas de adicciones y no los grandes problemas que sufre la población y las alternativas que proponen. Y cuando se trata de debatir sobre las soluciones a los problemas, siempre lo hacen en el marco de la agenda del propio sistema e inmersos en los valores de los poderosos. Cuando incluyen algún candidato discordante lo usan para demostrar que la democracia sí funciona en Estados Unidos. En el fondo, de lo que se trata siempre es de escoger a quién seguir, en quién poner la fe y confianza, depositando en ellos el poder, para luego de delegar nuestra soberanía, esperar a que haga bien las cosas. Finalmente, el candidato que triunfe: demócrata o republicano, se va a ajustar a la línea que le marca el verdadero poder, el de las grandes corporaciones que maneja el “Estado profundo”. En esta falsa democracia no es el pueblo mismo, organizado y consciente el que actúa para dar dirección a la economía y a la vida del país.
En México, estuvo al orden del día hablar de las corcholatas, su relación con el presidente, a quién conviene seguir, quién es nuestro “gallo” o nuestra campeona, se gastó una fortuna en espectaculares y propaganda. Esperando que “sigan con la transformación”, así en abstracto. Eso desvía al pueblo de desarrollar su propia fuerza, de mandatar a las y los candidatos a representarlos para empujar sus demandas y generar un movimiento social que debe siempre ser autónomo y no como en la época del PRI-Gobierno, parte del corporativismo, apéndices de partidos y gobiernos. Recordemos cómo en aquellas épocas entrar a trabajar implicaba ser miembro de un sindicato, afiliados al PRI y apoyando al gobierno priista. Hoy es necesario presentar la agenda popular y lograr que los candidatos a representarnos adquieran compromisos con ésta y construir la fuerza desde abajo que empuje soluciones, en la que se apoye un gobierno progresista que necesita la fuerza popular pues está sujeto a grandes presiones del imperio, de la oligarquía y sus corporaciones. Sin un fuerte movimiento popular no avanzará ningún gobierno, aunque se aspire a la transformación. El gobierno de Lázaro Cárdenas pudo nacionalizar el petróleo gracias al movimiento y a la huelga petrolera de 1937. Han vivido esta situación todos los gobiernos de avanzada que han conquistado el gobierno en las últimas décadas en Latinoamérica y el Caribe. (Continuará)