En esta columna me quiero concentrar en el pilar de generar ingresos dentro del desarrollo de nuestra Inteligencia Emocional Financiera. Dada mi experiencia acompañando a cientos de mujeres que están desarrollando sus negocios me animo a decir que seguramente seas del 85% de las emprendedoras apasionadas que le dedican muchísimo tiempo y energía a su proyecto. Seguramente tienes bastante claro lo que quieres lograr, pero también estés navegando rumbo a eso sin un plan claro, sin estrategia, sin procesos o sin un claro cómo lograrlo.
Yo soy emprendedora como vos y pasé por esa etapa. La etapa de pura pasión, conectada con mi misión, creando contenido, visionando y en un punto inconscientemente creyendo que mágicamente esa visión se iba a transformar en un negocio rentable. Dediqué horas, meses tratando a mi emprendimiento como un casi full time hobby hasta que un buen día dije ¡BASTA!. Basta de no generar lo que sé que puedo pero por alguna razón no lo logro. Basta de no hacer llegar mi mensaje, mi misión a más personas.
¿Qué hice? Empecé a dedicarle tiempo no solamente a la parte técnica de mi emprendimiento, o sea a desarrollar y brindar un excelente servicio (espacios de aprendizaje para que las personas desarrollen su Inteligencia Emocional Financiera) para así lograr mi misión (ayudar a las personas a que construyan la vida que valoran siendo el dinero un recurso clave para lograrlo). También dediqué tiempo a otro rol muy importante en todo emprendimiento: el rol de CEO, de manager, de mi propia compañía, ¡Y ahí todo comenzó a cambiar!.
Mi emprendimiento empezó a tener una estructura, un organigrama con tres roles claves ejercidos, en un principio por todos, ¡por mi!
· El Rol de Vale emprendedora/empresaria
· El Rol de Vale CEO
· El Rol de Vale técnica
Como CEO empecé a no permitirle a “Vale la TÉCNICA, la que vende, desarrolla y brinda los diferentes servicios” darse permisos que antes cuando trataba a mi emprendimiento como un casi full-time hobby. Llegaron los procesos y Vale la CEO junto a la emprendedora y la técnica empezaron a trabajar en equipo para ir cumpliendo las metas. Nos formamos, nos capacitamos y contratamos asesoramiento profesional en áreas que ningúna de las “Tres Vales” manejaba. Empezamos básicamente a hacer lo que teníamos que hacer para ir logrando que el emprendimiento fuera transformándose en el negocio rentable que me propuse.
¿Qué hicimos? Diseñamos un modelo de negocio, implementamos un manual de Operaciones, sistematizamos procesos, desarrollamos una estrategia de comunicación y marketing y por supuesto llevamos día a día una clara y estratégica planificación financiera.
En mi caso el beneficio fue doble. No solamente desarrollé un emprendimiento cada vez más rentable sino que además sumé un nuevo producto: el programa “Quiero vivir de mi emprendimiento” dónde les comparto herramientas concretas para que todas las “apasionadas por sus hobbies” (como lo era antes) logren convertirlos en emprendimientos rentables y les generen los ingresos que desean para lograr paso a paso construir la vida que valoran.
Si te sientes agobiada, desorganizada, trabajas mil horas y no avanzas, ya sabes lo que tienes que hacer: tratar a tu emprendimiento como tal, como un negocio. ¡Sistematiza procesos, desarrolla tu inteligencia emocional financiera y te aseguro que vas a ver los resultados!
“Si desarrollar tu Inteligencia Emocional Financiera TE es COHERENTE, ¡VALE!”
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