Hay gente buena y mala, y las madrastras también. Pero he querido eliminar el mito y decir: Hay muchas madrastras malas, pero también hay madres malas y padres malos. No es cuestión de la etiqueta, sino de la persona. Veremos.
Pero, ¿por qué en el inconsciente la palabra madrastra representa una calamidad, una tragedia, una amenaza para un niño-a?
Este mismo nombre que es horripilante lo dice todo, que arrastra, y es que las madrastras son todo lo malo y más. Habrá sus honrosas excepciones, pero en el inconsciente colectivo casi siempre son malas.
Todas aquellas conductas que pongan en riesgo o puedan alterar o perturbar la estabilidad física y emocional de los menores, debe ser vigilado. Todo debe ir enfocado a garantizar la seguridad y tranquilidad del menor. Pero la verdad es que la complejidad del tema va mucho mas allá. Es una situación difícil y dolorosa para quien lo ha sufrido o sufre, y también para todos los involucrados.
Recuerdo de pequeña, haber visto en muchas ocasiones, a una madrastra que por la mínima cosa le pegaba y maltrataba a su hijastro, la madre de este chico había fallecido. Su padre se casó con esta mujer, para darle un hogar a su hijo, pero nunca se imaginó los horrores que pasaría con su madrastra. El padre hacia viajes, solo llegaba los fines de semanas. El niño nunca se quejaba con su padre, es decir, cuando él estaba en casa todo estaba bien, se iba y seguían los castigos y maltratos. En mi poca edad, recuerdo haber sentido pena y dolor por este niño.
Hace algún tiempo, en esta ciudad, escuché una conversación de un caso similar al del niño. Esta fue una chica ya mayorcita de unos 15 años, más o menos. La madre murió. El padre al poco tiempo se casó con una americana, más joven que él. El vía crucis de esta chica con su madrastra, comenzó desde el primer día. Pasó tantas calamidades la pobre, que el padre ni por enterado. Para resumir este cuento, ella conoció a un chico que la indujo a las drogas, la chica murió de una sobredosis.
En este caso, el síndrome de la madrastra malvada es un término que se refiere a la envidia y el resentimiento que ella pudo sentir hacia su hijastra.
La madrastra se siente desplazada del marido por la buena relación, de padre e hija.
Ejemplos de estos, hay por montón. En ambos casos la recién llegada se casa con su padre, el chico y la chica nunca se imaginaron que la madrastra no los iba a querer como una madre. En la mayoría de los casos, el padre no se entera de nada, y si se entera, se hace de la vista gorda solamente para evitar pleitos con su mujer.
Estos ejemplos de madrastras malas, tengo un montón. Me puse a investigar de forma directa con gente cercana, y aunque es verdad que por ahí se encuentran algunas buenas, la mayoría cuenta historias horribles de ellas.
No me cabe en la cabeza, porque las madrastras tienen que ser malas. Supongo que querrían un marido viudo, con dinero, pero sin hijos. A nadie le gusta llevarse el paquete, pero muchas veces va incluido.
También conozco el caso de una mujer, aunque parece buena, al hablar de su entenada, afloran en ella sentimientos raros, con mucho coraje.
Aquí nunca hubo maltratos físicos, ella la crió desde pequeña, pero la chica sí que salió bastante inquieta con los noviecitos, según cuenta ella, le hizo salir canas verdes. Lo que pasó fue que el marido tuvo un “desliz” con una mujer, que le salió preñada, al dar a luz a esta niña se la entregó al padre, quien la llevó a vivir con su esposa. ¿Qué tal?
Para terminar, solo diré que el rol de madrastra no debe ser una tarea fácil, pero los niños no tienen la culpa. Al ser menores de edad, siempre quedan al amparo de la nueva mujer del padre. Ahora bien, conozco casos de madrastras buenas… como la que me tocó a mí, quien fue una verdadera madre. Nunca la olvidaré.