Últimamente, se escucha a diario, sobre los jóvenes que sufren ataques sexual e incesto. Muchos de ellos son abusados dentro de sus casas, en las escuelas, en universidades, en las iglesias, etc. Es increíble creer que existan estas atrocidades. Debemos informar a la comunidad de lo está pasando, y tomar conciencia de lo que es el abuso sexual, y de cómo destruye la tranquilidad de las familias que pasan por esta desdicha de la vida.
El abuso a los niños cada vez es mayor, son innumerables los casos que se reportan diariamente a la policía. Francamente, cada vez que oigo sobre esto me da coraje, siempre digo: ¿cómo pueden existir esta clase de monstruos en la tierra? ¿por qué hacer mal a las criaturas inocentes?
La palabra incesto es la más repugnante que se usa para describir cualquier contacto sexual cometido entre miembros de familia. En los niños, esto ocurre generalmente, entre edades de dos a diez y ocho años. Son las víctimas del abusador. Generalmente, los abusos de incesto ocurren del mismo padre biológico, hermanos, tíos, abuelos. Se cree que el incesto entre padre e hija sea el más común.
¿Y cómo conocer a esta clase de alimaña? El abusador amenaza verbalmente a su víctima, o simplemente la toma por sorpresa, así la víctima no puede defenderse; el abusador aprovecha cuando su víctima duerme, si está enferma, está triste, o tiene miedo.
Los padres que abusan a sus hijas, por lo general ejercen poder total sobre su familia; son patriarcas que creen que su esposa e hijas son de su propiedad sexual. Yo diría que son machistas, analfabetos e ignorantes en toda la extensión de la palabra, que no deberían estar en este mundo.
Más aún, en la mayoría de los casos, existe el chantaje ofreciendo dinero, privilegios o usan el viejo truco de hacer sentir culpable a la víctima con frases como: «si me quieres me dejarías tocarte» o «te voy a enseñar acerca del sexo porque debes de saberlo» y lo que es peor, meten miedo a la víctima amenazándola y diciéndoles «si dices algo de esto, mato a tu mamá”.
Estos abusos pueden ocurrir desde que la niña alcanza los dos o tres años de edad en adelante. Por lo general, esto persiste por algunos años, hasta que es descubierto por algún miembro de la familia o la niña expone el problema o huye del hogar. Los estudios indican que, por estas atrocidades, los chicos se van por el mal camino.
El incesto de padrastro-hijastra, también ocurre muy a menudo, y en su propia casa. En muchas ocasiones, la chica comunica a su madre lo que está sucediendo, pero ella no cree a la hija, cree más al marido. Estas horribles criaturas de la naturaleza, no quieren perder al marido, porque ellas “son más mujeres que madres”. En el incesto de hermana – hermano, algunos antropólogos lo consideran como juego de niños, o curiosidad sexual, porque ocurre en edad muy temprana; pero no por esto se debe de permitir, sería un pecado mayor. En estos casos, los padres deberían estar pendientes de lo que hacen sus hijos.
El incesto de tío-sobrina constituye un 30% entre las víctimas. Típicamente sucede con tíos que se mantienen distantes de la familia y poco han participado en el crecimiento de sus sobrinos. Madre-hijo o padre-hijo, el incesto ocurre muy poco o puede ser que son pocos o nada los casos reportados.
Generalmente, las victimas de incesto tienden a casarse a edad temprana, no terminan su educación secundaria, desempeñan trabajos poco renumerados, padecen de un alto complejo de inferioridad, no logran mantener una larga relación personal y si son maltratados, abusan de drogas. Estos abusos causan irreparables y severos efectos traumáticos, que muchos tratan de suicidarse.
Hace algún tiempo, leí el libro Father’s Days, escrito por Katherine Brady, quien cuenta la historia verídica de una hija abusada por su padre. Los efectos traumáticos desbastaron por completo la vida de esta muchacha.
Es importante que el público esté bien informado sobre este problema. Hay que denunciar a estas alimañas que andan sueltas por el mundo, haciendo daño.
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