YO LO LLAMARÍA TRASTORNO DE PERSONALIDAD, que hace referencia al amor excesivo que una persona siente sobre sí mismo, y que le hace atender desmedidamente su propio interés, aquí entra también un poco de narcisismo. Por lo tanto, y hablando del egoísta, este solo rige su vida.
Una vez un filósofo dijo: ser un poco egoísta es sano, refiriéndose al egoísmo razonable, por supuesto, sin dañar a nadie. Es bueno cuidar de ti, dándote lo mejor que crees merecer, pero repito, sin ignorar ni pisotear a nadie.
Este concepto viene justamente de lo que se conoce como EGO. De acuerdo a la psicología, la instancia psíquica mediante la cual un individuo se hace consciente de su propia identidad y se reconoce como YO, siempre YO. El ego es aquello que media entre la realidad del mundo físico, los impulsos del sujeto y sus ideales.
El egoísmo, por lo tanto, es un concepto opuesto al ALTRUISMO, qué es el que da amor, atención y cariño. Se acuerda de felicitar a su familia y a sus amigos en alguna fecha especial, o simplemente da un mensajito a través del teléfono o, por medio de estas grandes tecnologías que tenemos. Es decir, el altruista toma en cuenta estos detalles.
Los egoístas dan pena. Son personas que se creen con derecho de sólo recibir atención y pleitesía, pero ellos son incapaces de decirte algo bonito o halagar a alguien.
Existen otros tipos de egoísmo, como son el EGOÍSMO ÉTICO, y es el que considera que las personas sí,» ayudan» a los demás, pero siempre con el propósito de tomar ventajas en búsqueda de algún beneficio; así la ayuda representa un medio para obtener algo provechoso para sus intereses, sin importarles el resto.
Otro concepto que tengo de mi propio diccionario, es el EGOÍSMO DE MANIPULACIÓN. Este comportamiento gira en torno a entregar la propia vida a los demás. Esto comienza por criar a los hijos, y se termina cuidando a los padres, cuando estos envejecen y pierden la autonomía; y si no se hace lo que ellos esperan, los hijos son egoístas y malos. Todo esto lo utilizan como arma de manipulación.
Una vez que concluye la infancia, nos convertimos en sirvientes de nuestros padres, ya que muchos de ellos, esperan que les devolvamos los años de entrega supuestamente desinteresada. Cuando comenzamos a buscar nuestro propio camino, se nos condena, se nos reprocha y se nos etiqueta de desconsiderados y desagradecidos; peor aún, si no hemos llevado a cabo sus deseos y consejos. Existen padres o, mejor dicho, las madres, que aconsejan y manipulan a sus hijas diciéndoles que tienen que buscar un buen »partido» para casarse. “Yo no quiero un pobretón en la familia” etc, etc, manipulando así a su hija para asegurarse ellos, de tomar ventajas, aunque su hija viva desgraciada y arrepentida toda su vida.
De esta distinción, se desprende que dependiendo de la forma que se mire el egoísmo, puede entenderse como una actitud negativa al cien por ciento, representando la falta absoluta de preocupación por el bienestar ajeno, o también como una forma de buscar el propio, y de hacerse respetar. El rango de posibilidades que esto representa, de seguro es una controversia para muchas personas, dado que el egoísmo es uno de los mayores enemigos de la normalidad; o al menos eso es lo que intento transmitir, no necesariamente que sean anormales.
En el transcurso de mi vida, me ha tocado vivir y conocer algunas de estas personas egoístas, podría decir, también bastante ególatras, que sería similar al narcisismo, que solo piensan en sí mismo, sacando provecho de alguna situación para su beneficio.
Solo les digo amigos, se siente bonito al escuchar una voz que te diga “feliz cumpleaños», “que tengas un bonito día”, o que te manden un mensajito, etc.
Y, para terminar, les diré: sin egoísmo he aprendido y sigo aprendiendo que el cuidado de sí mismo, de las necesidades e intereses, son muy compatibles con apreciar, querer, y cuidar a los demás, sobre todo, el esfuerzo vale la pena, porque reporta mucha satisfacción y felicidad. Por último: SÉ FELIZ Y HAZ FELIZ A LOS QUE TE RODEAN.