La historia tiene diversas finalidades que la hacen útil y necesaria en la cultura de los pueblos. Ante todo, nos permite entender y comprender la evolución de la estructura política y social de las naciones. Así mismo, nos ayuda a aprender de los éxitos y errores del pasado y generar un sentido de pertenencia alrededor de valores y acontecimientos significativos.
La referencia a figuras relevantes sirve de inspiración al dar ejemplos de actuación, superación y resiliencia. De esta forma, es una guía para entender el presente y visualizar y construir el futuro. Desde el punto de vista del aprendizaje, ayuda a desarrollar el pensamiento crítico, la investigación, la evaluación, el conocimiento de fuentes y la importancia del ejercicio ciudadano.
«Conmigo nació la historia», dijo alguna vez en broma Israel Cavazos quien consideraba que esta disciplina era la maestra de la vida, una especie de búsqueda de la identidad y un ejemplo constante para no tropezar con la misma piedra.
Por supuesto que la historia como asignatura escolar es fundamental, además de conocer nuestros orígenes nos permite identificar valores que como comunidad hemos defendido. Sin embargo, es indispensable gestar el conocimiento teniendo claridad de todas las versiones documentadas que existen. Incluir referencias de autores, investigaciones, y evidencias probatorias. No se vale tener interpretaciones equivocadas o sesgadas que puedan desfigurar los acontecimientos que se estén narrando.
Decir sólo una parte de la historia no es justo ni para los protagonistas ni para quienes apenas se están educando. Esta es una preocupación genuina sobre los nuevos libros de texto mexicanos.
Bien lo dice nuestra secretaria de educación Sofía Leticia Morales, “es muy poco serio que cualquier historiador te narre lo que está pasando ahorita cuando tiene una sola visión. Los historiadores normalmente no narran la historia presente a menos de que pongan distintas versiones de lo que pasó”, expresó.
Cada versión de un evento histórico proporciona una perspectiva única sobre lo que sucedió. Al explorar diversas fuentes y enfoques, se puede obtener una comprensión más completa de los motivos, las consecuencias y los contextos que rodean el evento. Esto permite una visión más objetiva y equilibrada de la historia para evitar comprensiones simplistas o sesgadas de los eventos que pueden ser considerados conflictivos al compararlos con la perspectiva presente.
Los nuevos libros de texto, en lo que refiere a la historia, tienen una fuerte dosis de ideología que elogia la política presente bajo la lucha libertaria del oprimido. Hay un interés de formación política. Olvidan que la educación debe ser laica y respaldada con métodos pedagógicos y didácticos.
Corresponderá al docente, en la libertad del codiseño que se le otorga en la Nueva Escuela Mexicana, guiar la discusión y el análisis de los temas para identificar sesgos, mencionar los nombres y hechos como sucedieron y analizar la información desde los diferentes ángulos en el contexto en que se presentaron.
Ciertamente los historiadores tienen sus propias perspectivas, interpretaciones y creencias que los hace ser subjetivos en las narrativas; así mismo, las fuentes históricas disponibles pueden ser limitadas o incompletas incluso por la censura de otras épocas. Sin embargo, el compromiso es con la verdad que lleva a la justicia, a la equidad y a eliminar estereotipos discriminatorios. No se trata de ocultar hechos porque puedan ser incómodos, sino de narrarlos con información basada en situaciones verificables evitando opiniones o juicios de valor. También hay un compromiso con la calidad académica.
Por ejemplo, en “Un libro sin recetas para la maestra y el maestro” fase 6 de secundaria de los nuevos libros de texto en la página 21 señala: “El secuestro como arma político-militar no fue una estrategia en donde la lc23s (Liga Comunista 23 de septiembre) lograra alguna victoria. El primero de sus descalabros ocurrió el lunes 17 de septiembre de 1973 al intentar retener en Monterrey a Eugenio Garza Sada, ícono y leyenda del empresariado mexicano, en cuya acción perdieron la vida el empresario, su chofer y dos elementos del comando guerrillero. La confrontación entre la iniciativa privada y el gobierno de Luis Echeverría, que ya traía su propia saga, se vio alimentada con mayor énfasis a partir de este evento.”
Este texto que minimiza los hechos al señalar “intentar retener” en lugar de “secuestrar”, y “perdieron la vida” por “asesinados”, molestó muchísimo a la comunidad regiomontana por el manejo sesgado de la información. Y esto es solo una muestra del manejo de la información de los nuevos textos.
En los nuevos libros se enfatiza por una parte la inclusión, pero por la otra, se dividen al polarizar y defender una ideología. Por eso, la importancia de la colaboración de expertos y ciudadanos en el diseño de los materiales didácticos, para asegurar la pertinencia y el respaldo en la investigación y fuentes confiables, y no incluir una visión fragmentada del conocimiento. De igual forma, compartir los planes y programas que los respaldan y capacitar a los docentes, en síntesis, cumplir con lo que señala la ley.
El problema está en quien se siente poseedor de la verdad y utiliza recursos públicos para imponer su visión y manejar los tiempos de acuerdo con sus intereses.
Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com