Sin duda, México tendrá presidenta en el 2024 y ojalá sea Xóchitl.
Necesitamos un cambio radical, el México que está “bien” solo está en el imaginario de AMLO y en su repetidora Sheinbaum. Los indicadores macroeconómicos pueden ser buenos, pero de poco ayuda saberlo si el pueblo no recibe los beneficios en su ingreso familiar, calidad de vida y servicios públicos. Yo cada vez percibo más descontento con la 4T. La gente está muy molesta con la inseguridad (sobre todo) y por los malos servicios en salud y educación. Además, le preocupa la estabilidad democrática del país por la continuidad de ataques a instituciones autónomas y la dificultad para identificar la verdad de los datos.
Yo estoy clara: ni un voto para Morena y así lo promoveré. Ciertamente la oposición no es muy atractiva, pero no podemos permitir mayorías en el Congreso que afecten la democracia mexicana.
Sheinbaum es una réplica de AMLO y es una lástima que proyecte que no puede pensar por sí misma y a la vez presume de ser científica. Aunque comparativamente contra Xóchitl, su campaña está mejor dirigida. La rigidez característica de Claudia ha disminuido, se ve más relajada, con actitud positiva y hasta sonríe. Proyecta seguridad y destaca lo bien que está México (desde su perspectiva) y los logros que gestionó (según ella) cuando estuvo como jefa de Gobierno de la ciudad de México. A fuerza de repetirlo, la gente lo cree.
“Vamos por el camino correcto, no hay marcha atrás…seguimos avanzando con honestidad, resultados y amor a México” expresa mientras se toca el corazón. Utiliza una buena combinación de datos con un problema añejo (honestidad-corrupción) y un toque sensible.
Por su parte Xóchitl, no se muestra convincente, no está mostrando su carisma natural. Sus mensajes de superación con las gelatinas ya no impactan, necesita algo nuevo y diferente. El “tú mereces más” y “quiero ser tu candidata” no tienen la fuerza necesaria, necesita un cambio de estrategia de campaña y de asesores.
Sin conocer todavía lo que ambas propondrán de manera puntual, la continuidad de AMLO a través de Claudia Sheinbaum considera: una nueva Constitución; una reforma judicial para que los jueces, magistrados y ministros sean elegidos por voto popular; desaparición del Consejo de la Judicatura Federal para hacer una sala más dentro de la SCJ; debilitar el INE y el Tribunal electoral; financiamiento de los partidos solo con aportaciones de sus militantes; revocación de mandato en todos los niveles del ejecutivo (federal, estatal y municipal) y en los poderes judicial y legislativo; extinción o readecuación de organismos autónomos como INE, Banxico, INEGI, CONEVAL; reforma de medios para fortalecer medios públicos; agencia estatal para combatir la desinformación; institucionalizar las mañaneras.
También considera nuevos impuestos, para grandes herencias, grandes empresas y grandes fortunas; suspender el pago de la deuda externa; el estado como actor central de energía; más programas clientelares “salario patriótico universal de 15 a 29 años”; megaobras: segunda etapa del aeropuerto Santa Lucía, ferrocarril interoceánico y la construcción de una nueva refinería. Más militarización, guardia nacional a SEDENA y más poder a fuerzas armadas, ¿esto es lo que queremos?
Claramente se enfrentarán dos visiones opuestas para lograr mayor movilidad social: el asistencialismo y las dádivas que perpetúan la pobreza frente a la visión de mayor educación y trabajo para superarse.
Xóchitl podría utilizar la misma arma de AMLO: la palabra, pero a diferencia de tener “otros datos” hablar con la verdad. No diseñar una campaña a base de ataques, aunque herramientas sobran, sino incorporar iniciativas que propongan una nueva forma de vivir en México: con seguridad, empleo, educación, salud, justicia y libertad. Dejando que las instituciones cumplan su función de arbitraje e imparcialidad.
Xóchitl tiene credibilidad, justamente por su pasado profesional y político. No es el “tú mereces” como si fuera cuestión de méritos o premios; ni “no se trata de mi sino de ti” o “fuerte como tú”, que además de ser mensajes confusos no aportan nada.
Lo que sí necesitamos es conocer la verdad de los otros datos y tener un plan realista y seguro para México, recuperar lo nuestro, lo de todos. Las obras faraónicas de Xóchitl serán recuperar la confianza de los mexicanos, unir a la población y organizar la esperanza.
Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com