El campeón de 22 grandes no cierra la puerta a continuar compitiendo la próxima temporada y, por primera vez en mucho tiempo, dice sentirse libre peloteando.
Rafael Nadal compareció este sábado ante los medios internacionales antes de su estreno en Roland Garros. El español, de 37 años, debutará el lunes contra el alemán Alexander Zverev, el número cuatro del mundo, en la que podría ser su última participación en el grande francés, que ha conquistado en 14 ocasiones. El mallorquín atendió a los periodistas hacia la una y media, después de completar el entrenamiento matinal en la Pista Suzanne Lenglen —la segunda más grande del recinto— con el joven danés Holger Rune. Lo hizo en medio de una gran expectación, en una sala de prensa en la que no cabía un alfiler. Vuelve Nadal sonriente (de azul y bronceado) tras la ausencia del año pasado y en medio de una edición de lo más abierta, sin un candidato claro al título en el cuadro masculino y con él acaparando todos los focos. Llegue más o menos lejos, él es el epicentro de este torneo con aroma a última vez. O quizá no, matiza con tono enigmático.
Cómo llega al torneo. “No lo sé. La competición me dice que hace semana y media hice un desastre en Roma [perdió en la segunda ronda], pero internamente me siento mejor en todos los sentidos. Me ha tocado uno de los peores sorteos. Me enteré el otro día, mientras jugaba al parchís. Era algo que al no ser cabeza de serie, de algún modo esperaba. No podía ser optimista. No sé si soy afortunado o no, porque sobre el papel es uno de los oponentes más duros posibles, pero qué le voy a hacer”.
¿La última vez en París? “Sigo pensando que hay muchas posibilidades de que sea mi último Roland Garros, pero, por suerte, no estoy en disposición de decíroslo por una razón muy simple. No quiero cerrar al cien por cien la puerta. Si me tienen que hacer un homenaje, va a salir de manera natural, con el público. Estoy feliz haciendo lo que hago. No estoy entrenando con demasiados dolores. La limitación que sentía hace unas semanas me quitaba la ilusión, pero ahora tengo menos, o pocas, y si eso se alarga en el tiempo puedo seguir siendo competitivo. No quiero quedarme con la sensación de haberlo intentado solo una semana. Si hubiese podido hacerlo desde enero y no lo hubiera conseguido, sería diferente, pero no me quiero quedar con la duda”.
La opción de aplazar la retirada. “Llevo dos años sin jugar, he tenido una operación dura. A lo mejor, dentro de un mes me vuelvo a lesionar, y me digo: ya no vale la pena, como lo sentía hace mes y medio. Pero hoy lo siento un poco distinto. Hay muchas posibilidades de que sea la última vez aquí, pero no me quiero obligar a deciros que es el último; no puedo predecir qué va a pasar. En Madrid sí lo dije, pero aquí es diferente. Me he quedado sin jugar algunos eventos que me hubiera gustado jugar, así que el año que viene, haciendo un calendario diferente, tengo que explorar hasta dónde puedo ir. Vamos a ver qué pasa”.
Puerta abierta al 2025. “Hay un gran porcentaje de que sea mi último Roland Garros, pero si me preguntáis si es el último, lo siento, pero no quiero decir que sí. No soy ese tipo de hombre que reaccione por una derrota. No quiero cerrar al cien por cien la puerta [a continuar compitiendo la próxima temporada], por tres razones. La primera, porque estoy disfrutando con el tenis; después, porque estoy viajando con la familia y ellos también están disfrutando de este proceso; y tercero, porque aún no he podido explorar de verdad hasta dónde puedo llegar, sin limitaciones”.
Su nivel actual y opciones en el torneo. “Voy día a día, pero tampoco me cierro la puerta a nada. No tengo un baremo suficiente como para poder decir si ahora mismo soy competitivo. La concentración, los automatismos y todo eso que vas construyendo a lo largo de las semanas no lo he tenido de manera real. He jugado muy limitado hasta ahora, con problemas en la cadera, en el abdominal… Y eso afecta a tu rendimiento diario, pero llevo una semana y algo con una sensación diferente, y eso me ilusiona. Lo que pueda pasar, es una utopía, pero si no tuviera un mínimo de esperanza, no estaría aquí”. “No significa que el lunes vaya a jugar de una manera increíble, pero este lugar es mágico para mí; han pasado muchas cosas que eran difíciles de imaginar. Así que todavía tengo la motivación y una pequeña esperanza de jugar bien”.