La presencia de Donald Trump en las papeletas de las elecciones presidenciales de Estados Unidos del próximo 5 de noviembre estuvo en el aire durante meses en varios Estados por las acusaciones de haber participado en una insurrección. El Tribunal Supremo allanó el camino para que el expresidente se presente a las presidenciales. Ahora es el actual presidente, Joe Biden, el que corre el riesgo de quedarse fuera de las papeletas en el Estado de Ohio por una cuestión más trivial: un asunto de plazos.
Ha sido el secretario de Estado de Ohio, el republicano Frank LaRose, responsable del cumplimiento de la legislación electoral, el que ha hecho pública la advertencia. “A día de hoy, el candidato presidencial del Partido Demócrata [Joe Biden] no estará en las elecciones de Ohio. No es mi elección. Se debe a un conflicto en la ley creado por el partido, y el partido no ha ofrecido hasta ahora ningún remedio legalmente aceptable”, ha publicado en un mensaje en el que adjunta una carta dirigida a la presidenta del Partido Demócrata en Ohio.
El problema es que la ley de Ohio establece que los partidos deben certificar cuál es el candidato que han proclamado al menos 90 días antes de la fecha electoral del 5 de noviembre. Ese plazo se cumple el 7 de agosto, pero la convención demócrata se celebra en Chicago del 19 al 22 de agosto. Es en esa convención cuando se prevé que se elija oficialmente candidatos a Joe Biden para la presidencia y a Kamala Harris para la vicepresidencia. Los republicanos no tienen problemas porque su convención es en Milwaukee del 15 al 18 de julio, dentro del plazo establecido.
Normalmente, ante situaciones de este tipo, los parlamentos estatales aprueban por la vía rápida una modificación legal que evita dejar fuera de la papeleta a uno de los candidatos de los grandes partidos. Este mismo mes, la Cámara de Representantes de Alabama, bajo control republicano, aprobó por unanimidad una modificación legal para reducir de 82 a 74 días el plazo previo a las elecciones con que el candidato debe estar designado para poder aparecer en las papeletas.
Ohio es un Estado de casi 12 millones de habitantes. Fue considerado durante muchos años un Estado púrpura (mezcla del azul demócrata y del rojo republicano) que servía de referencia nacional y en el que solía ganar el candidato que ganaba en el conjunto del país. Sin embargo, se ha decantado claramente del lado republicano. En las elecciones de 2020, pese al triunfo de Biden en el conjunto de Estados Unidos, Trump venció en Ohio por una diferencia de ocho puntos. Logró 3,15 millones de votos (53,2%) frente a 2,68 millones (45,2%) del actual presidente. Cuenta con 17 sufragios en el Colegio Electoral de los compromisarios que eligen presidente y en el que hacen falta 270 votos para ganar. Quien gana en el Estado se lleva los 17 votos.
El parlamento estatal estaba tramitando una norma para retrasar el plazo de certificación y permitir que Biden se presente a las elecciones, pero los republicanos introdujeron en la norma una disposición para vetar donaciones foráneas para iniciativas electorales estatales, algo que los demócratas rechazan. Los republicanos creen que fue la financiación llegada de fuera de Ohio la que permitió que el año pasado se aprobase en referéndum una enmienda constitucional para establecer el derecho al aborto. Ante ese conflicto, la tramitación de la reforma electoral se ha estancado y el presidente de la Cámara de Representantes de Ohio ha dicho esta semana a los medios que finalmente no habrá una solución legislativa.