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Ya están a la vuelta de la esquina las navidades, y se aproxima el Año Nuevo. Se acerca también un ano más en nuestras vidas, un cumpleaños más que celebrar, si así Dios lo permite.
En los estados Unidos, un poderoso país, pero más que nada humanitario, vivimos millones de personas de todas partes del mundo.
En tiempos como estos, la nostalgia se apodera de muchas personas que viven en un país extraño y muchas veces con pocos o ninguno de sus familiares.
Estos tiempos se aprovechan para pasar balance de lo que hemos realizado. Nada se gana con atormentarse pensando en lo que se pudo hacer y no se hizo durante el año. Se debe trazar una meta donde se luche con honradez para ver cristalizado un deseo.
Propicia es la ocasión para organizar con toda precaución del mundo, los cuidados necesarios que se requieren para protegernos de la pandemia que nos está atormentando, estas son las fechas para reunirse con la familia inmediata, en un ambiente sano y de respeto, sin recurrir en gastos excesivos que podrían afectar el presupuesto familiar.
Pensemos por un momento en esos seres desdichados que no tienen un hogar donde vivir, en una urbe peligrosa; y digo peligrosa porque muchos de ellos viven debajo de los puentes donde no tienen ninguna seguridad y con un clima tan frio como el que está azotando a la ciudad.
Esos desamparados merecen la compasión de quienes al menos tienen como y con qué subsistir.
Pensemos también en los que están privados de su libertad, quienes cometieron el error de reñir con la ley, en los enfermos, en los impedidos físicos y mentales, que han tenido la desdicha de estar en esas condiciones; en los viejitos de los asilos, quienes algunos viven solitarios y abandonados por sus familiares, esperando que Dios los recoja.
Esta es la temporada cuando recordamos con tristeza y nostalgia a nuestros seres queridos, los que ya no están, los que partieron para siempre. Algunas personas dicen al aproximarse estas fiestas, “No me gustan estas fechas, porque me siento triste y nostálgica” y es verdad uno no puede evitar sentirse de esta manera al recordar a sus seres queridos, a los que ya no veras más.
También es justo aconsejar a quienes por una razón u otra tienen que conducir sus carros o autos en las noches de fiesta, si lo hacen no beban licor, y si lo beben no conduzcan sus vehículos. El transito se pone muy congestionado en días como estos, donde muchas personas se desplazan para diferentes ciudades a pasar la Noche Buena, la Navidad y la llegada del Ano Nuevo, deben de conducir con sumo cuidado, respetando siempre las señales de tránsito, adaptándose a la marcha del ritmo del tránsito y no incurrir en el error de ir a velocidad excesiva.
Hay que evitar tragedias en estas fiestas. Es mi deseo de que el luto y el dolor no invadan a ningún hogar debemos evitar los desarreglos, cuidar siempre la salud que es lo más importante.
Nada positivo se obtiene deprimiéndose ni ingerir bebidas alcohólicas excesivamente, hay muchas maneras de distraerse y disfrutar un buen momento sin cometer torpezas.
Mucho cuidado debe tenerse con las peleas y pleitos, que suelen ocurrir por la estimulación del alcohol. Ojalá que no se escenifiquen estos hechos que desdicen mucho y desprestigian imágenes de nacionalidades.
Por último, amigos, debemos sentirnos contentos por los gestos humanitarios que hayamos hecho. Pero nunca jactarse de ello ni pregonarlo. Solo Dios sabe recompensar las cosas buenas que uno hace.
No importa el tiempo que trascurra, pero siempre llega. Les deseo mucha felicidad en esta Navidad y un venturoso, fructífero y próspero Año 2021.