Dulaina Almonte, una maestra de francés que había sido despedida previamente por el Departamento de Educación (DOE) debido a acusaciones de acoso sexual, fue removida de su puesto en la escuela neoyorquina AECI 2: NYC Charter High School. La docente de 33 años había sido objeto de controversia por enviar más de 28 mil mensajes a estudiantes adolescentes mientras trabajaba en la Truman High School, en el Bronx.
Según New York Post, Almonte fue despedida del Truman HS en 2020 después de que el Comisionado Especial de Investigación demostrara las reclamaciones en su contra. Los registros telefónicos revelaron que Almonte había enviado 28.075 mensajes de texto a una estudiante de 17 años durante un período de 14 meses, lo que promedia 66 mensajes por día.
Además, intercambió aproximadamente 1.900 mensajes con un estudiante varón de secundaria. También se investigó una denuncia de otra estudiante que alegaba haber estado involucrada en un acto sexual con Almonte en un aula.
Reincorporación Controvertida
A pesar de su historial, Almonte consiguió un trabajo en la AECI 2: NYC Charter High School. Su nombre fue retirado discretamente del sitio web de la escuela el pasado 12 de mayo cuando se publicó su historia en la portada del New York Post revelando su pasado. Cuando se contactó a la administración de la escuela para hacer comentarios, un empleado dijo que Almonte “ya no trabaja con nosotros”.
El director de la escuela, Santiago Taveras, así como el subdirector Christopher Mastrocola y el CEO Derick Spaulding, se negaron a realizar comentarios o responder las múltiples solicitudes de información.
Spaulding sugirió previamente que desconocía el pasado “turbio” de Almonte debido a que no apareció nada en su verificación de antecedentes penales cuando fue contratada. Afirmó que todos los empleados deben ser registrados y que cualquier problema en los antecedentes de una persona debería haber aparecido en ese proceso; aunque éste no fue el caso.
Ante los cuestionamientos, Almonte había estado a la defensiva. Dos semanas antes, cuando el New York Post la contactó, la maestra respondió: “No puedo ser culpable si todavía soy docente. Sigo siendo profesora trabajando en otro lugar. Así que realmente no me pueden tocar”.
En una llamada telefónica posterior, un representante de Almonte afirmó que la historia inicial que publicó el medio estaba “basada en información falsa” y agregó que la publicación del artículo había tenido un “efecto cascada” negativo, afectando no solo a la mujer, sino también a su círculo cercano de familiares y amigos.
El despido de Almonte y la exposición de su historial criminal plantea preguntas sobre la eficacia de las verificaciones de antecedentes y la protección de los estudiantes en las escuelas. Además, pone de relieve la necesidad de políticas más rigurosas para asegurar que los educadores con historiales problemáticos no puedan reincorporarse fácilmente a otras instituciones educativas.