Cremas cayeron 1-0 ante Botafogo -que solo remató una vez al arco- y fueron eliminados en fase de grupos en el año de su centenario. En la última fecha deben al menos empatar en Quito ante LDU para avanzar a los playoffs de la Copa Sudamericana.
En el año del centenario, Universitario se merecía más. Ese hincha que ayer a las 5 de la tarde llenó las tribunas del Monumental esperaba más que el toque intrascendente sin inquietar el arco contrario, mucho más que las carreras locas de Segundo Portocarrero, que nunca terminan en un buen centro, o las peleas de Diego Dorregaray consigo mismo en el ataque. Los cremas pasaron de la gran chance de pensar en octavos de final de la Copa Libertadores a quedar fuera del torneo a falta de una fecha por disputarse.
En Ate no solo fue el error en defensa de Di Benedetto lo que condenó el resultado —de su mal despeje nació el gol brasileño—, fue también la falta de capacidad para generar jugadas claras de peligro la que determinó la suerte crema ante un Botafogo que defendió bien y no se desesperó por atacar.
Porque si bien Andy Polo ganó algunas escapadas por derecha, ya los brasileños le tomaron la mano y no fue dañino con su velocidad.
Que hayan generado 16 remates y solo dos hayan sido al arco dice mucho de lo que fueron los cremas. Mucho avance, poco peligro. Quizás fue por la presencia de Jorge Murrugarra en el mediocampo como titular -pensando en la marca- o tal vez porque los extremos no generaron peligro. Lo de Portocarrero ya es recurrente: corre mucho, pero pierde el rumbo y no concreta ninguna jugada. Y arriba Alex Valera pelea mucho, pero sin habilitaciones claras no es determinante.