El ruso, de fuerte temperamento en la pista, mostró la versión más tranquila en el Mutua Madrid Open que acabó en sus vitrinas.
Andrey Rublev es un hombre feliz. A pesar de haber contraído un virus a su llegada a Madrid, el tenista se hizo con el prestigioso trofeo del Mutua Madrid Open. Su nombre ya figura a la altura de otros grandes campeones como los tres miembros del ‘Big Three’, Carlos Alcaraz o su compatriota Marat Safin. Antes de partir dirección al hospital para hacerse un exhaustivo chequeo médico, se sienta para repasar las dos semanas de locura en la Caja Mágica.
Pregunta. Empezó la final con Felix Auger-Aliassime que parecía que no podía.
Respuesta. Sí, fue a partir del 4-1 que me sentí un poco mejor y pude empezar a pegarle a la pelota.
P. Usted agradeció la labor de los médicos del torneo. ¿Puede explicar que le ha pasado?
R. Me pusieron anestesia en un dedo del pie para poder jugar. Lo tenía tan hinchado que no me cabía ni la zapatilla y la inflamación me apretaba el hueso. La sensación era la misma que cuando te rompes el dedo. Por eso, jugué sin pensar.
P. ¿También ha estado enfermo?
R. Lo he estado y sigo estando. Voy a ir al hospital este lunes en Madrid para ver qué me pasa. Llevo nueve días sin mejorar y no es normal. Cuando me pongo enfermo me dura tres o cuatro días, no más. Nunca me he sentido peor en mi vida. Es que no sé si son anginas o qué. Lo único que puedo decir es que no puedo tragar porque tengo la garganta inflamada. No puedo comer. He ganado por las inyecciones. Dentro de mí sólo hay medicación.
P. ¿En algún momento se le pasó por la cabeza abandonar?
R. Yo me conozco y soy de los que siempre salen a jugar, pero al principio del torneo no me daba ninguna opción. Sobre todo por la inflamación en el dedo del pie. Los médicos me pusieron anestesia y jugué. Los días que no jugaba apenas podía entrenar 10 minutos y me volvía al hotel a descansar.
P. ¿Ganar lo considera un milagro?
R. Sí, un milagro. Normalmente soy un tipo negativo, pero esta vez es la que me siento más orgulloso de mí mismo.
P. Marat Safin era uno de sus ídolos de infancia. Él ganó aquí hace 20 años y ahora usted es el segundo ruso en conseguirlo.
R. La verdad es que no lo sabía. Es una bonita estadística, pero, para mí, todos los torneos que pueda ganar son especiales con independencia de si soy el primer o segundo ruso en ganar.
No tenía fuerzas ni para animarme en la pista.
P. Usted ha resaltado después de cada partido lo calmado que estaba. ¿Cómo ha controlado su fuerte temperamento?
R. Pues porque estaba enfermo y no tenía energía para hacer nada más que no fuera una cosa, que en este caso era jugar a tenis. No tenía fuerza ni para decir vamos. Estar enfermo puedo decir que de alguna forma me ha ayudado.
P. Aterrizó en Madrid con cuatro derrotas seguidas. ¿Estaba preocupado por ello?
R. Es normal que haya altibajos en una temporada pero claro que estaba preocupado. Empecé a jugar mal y mal hasta el punto de que no podía ganar un partido. En una semana puede cambiar todo y a mí me ha pasado en Madrid. Siempre pensaba que cuanto más pierdes más opciones tienes de volver a ganar.
El primer recuerdo que tengo de Nadal es la camiseta sin mangas y los pantalones largos.
P. ¿Cuál es el primer recuerdo que tiene de Rafael Nadal?
R. La imagen que se me viene a la cabeza es cuando utilizaba la camiseta sin mangas y los pantalones largos.
P. ¿Qué es lo más difícil en el tenis?
R. Tener consistencia, ser fuerte a nivel mental, ser profesional, centrarte en las cosas que tienes que mejorar. A veces, como seres humanos que somos, nos gusta hacer estupideces y relajarnos. Tienes que saber cuándo puedes hacerlas y cuándo no. A veces es complicado cuando llevamos tanto tiempo en el circuito porque te vuelves loco.