Familias enteras huyen de sus casas en Puerto Príncipe, después de los ataques registrados en diferentes barrios de la capital de Haití, cuando se sucedieron los asaltos y se escucharon intensos tiroteos.
Las zonas más afectadas por la violencia de las bandas armadas fueron Solino, Delmas 24 o Nazon, por lo que numerosas personas -cargadas con sus pertenencias en maletas, mochilas y bolsas y con niños de la mano o en brazos- intentaban hoy escapar de esas áreas.
Ante la posibilidad de nuevos ataques, EFE pudo comprobar en la vecina zona de Delmas 22 cómo estas familias se marchaban en su mayoría a pie, aunque algunas también a bordo de motocicletas cargadas de maletas.
Aunque el ambiente hoy es de aparente normalidad, son claramente visibles las señales dejadas por la violencia de la noche anterior: casas quemadas, automóviles incinerados, comercios vandalizados, farolas en el suelo o postes de la luz dañados, entre otras muchas muestras.
También podían verse en las calles numerosos casquillos de bala, testimonio de los tiroteos de la violenta madrugada.
En medio de una escasa presencia de fuerzas del orden y algún blindado, las calles estaban prácticamente desiertas, excepto por la presencia en ellas de quienes huían y de los medios de comunicación.
Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones, entre el 8 de marzo y el 9 de abril unas 95 mil personas (19 mil 300 menores de edad) abandonaron sus hogares huyendo de las bandas armadas.
Por su parte, la ONG Save the Children informó a finales de abril de que una media de 600 niños, niñas y adolescentes huyen diariamente de Puerto Príncipe desde mediados de marzo por la violencia de esos grupos, una cifra que se prevé que aumente por los continuos ataques de las pandillas.