A casi dos años del inicio de la pandemia, el 2021 significó, en muchos países de Latinoamérica, esperanza. No regresamos a las costumbres que teníamos. Al contrario, ahora podemos responder a la pregunta que muchos se hicieron “¿Cuándo regresaremos a la normalidad?” Bueno, nunca. Eso ya no existe.
Sin embargo, la vacuna propuso un nuevo escenario, donde poco a poco volvimos a salir a las calles, visitar a nuestra familia, restaurantes, entre otros eventos que quedaron prohibidos por varios meses. Para la Real Academia Española, “vacuna” es la palabra del año 2021 por su “gran presencia en el debate social, político, científico y económico”. Añadiendo mayor carga a esta palabra, se le puede sumar esperanza; aunque, para algunos resultó ser incertidumbre por la poca confianza que se le tiene. Las cifras de estudios sobre la efectividad de la vacuna demuestran que la mortalidad y los casos graves han tenido una gran disminución.
Según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), indica que los inmunizados tienen 29 veces menos riesgo de hospitalización de los que aún no se han vacunado. Esto quiere decir, además, que los picos altos de mortalidad poco a poco se cayeron a favor de la vida: Eso es esperanza, eso son las vacunas.
Los medios de comunicación han aprendido, en medio de una pandemia, cómo informar sobre este tema, con mucha responsabilidad y cuidado, siguiendo fuentes oficiales guiados por la ciencia y corroboración. Sin embargo, también hemos visto y convivido con una plaga de desinformación y fake news que solo dificultan el trabajo y promueven la incertidumbre a todas las personas a nivel mundial.
En este camino, que sigue siendo de aprendizaje, no se le puede exigir a las personas comportarse de una forma u otra. Todo lo contrario, los periodistas asumimos con mayor responsabilidad enseñar sobre el tema.
No somos científicos ni profesores. Entendimos, una vez más, que frente a una situación en la que la vida está en riesgo, somos el canal para explicar, comunicar, traducir lo que está pasando.
Créame que si pudiéramos adivinar qué viene el próximo año, lo publicaríamos. Todo ello facilitaría muchas cosas, eventos, coberturas y decisiones tanto para los ciudadanos, gobiernos, medios de comunicación y, en general, todo. Pero ni en la vida ni en el periodismo sabemos qué pasará. Entonces, solo nos acostumbramos a asumir los retos que vengan en el momento que pase.
Así que, en este nuevo año, 2022, asumimos ese reto: ser el radar para que tome alguna decisión lo más informado posible.