Toda revolución busca un cambio. Es una lucha por lo general armada producto de una profunda crisis que los habitantes de una nación emprenden para acabar con la tiranía de poder, injusticia y desigualdad. Hay una exigencia mayoritaria en el pueblo para tener libertad de expresión y condiciones para una vida digna; abarca aspectos políticos, económicos y sociales.
En el mundo se consideran relevantes, por el impacto que han tenido en la historia de la humanidad, la revolución de Haití que permitió la liberación de la esclavitud; la de los países árabes que de alguna forma sigue vigente entre Egipto, Túnez, Siria y Libia con factor religioso en la lucha; la cubana por la distancia que ha marcado con el resto del mundo y el surgimiento de figuras como el Che Guevara y Fidel Castro; la China con el logro del Partido Comunista contra la dinastía imperial; la de Estados Unidos que permitió que este país sea la potencia que hoy es; la rusa que terminó con el zarismo y el asesinato de la familia del Zar; la francesa que se convirtió en el modelo a seguir para otras revoluciones; y la mexicana que derrocó al dictador Porfirio Díaz y que hizo famosos los personajes de Francisco Madero, Emiliano Zapata y Pancho Villa, entre otros.
Siendo demasiados simples toda revolución tiene una ideología que la respalda, un plan de ejecución y la puntualización de los estatutos o leyes del cambio.
En el caso de la Revolución Mexicana se considera que los ideólogos de este movimiento fueron los Hermanos Flores Magón, periodistas y políticos opositores al régimen de Porfirio Díaz. Ricardo y Enrique Flores crecieron en Oaxaca, convivieron con comunidades indígenas de la Sierra Mazateca donde su padre era altamente valorado por su experiencia; de él adquirieron las enseñanzas sobre el pensamiento indígena que contenía principios de un comunismo libertario, justo y equitativo, sin imposiciones ni tiranías.
Ellos inspiraron a Francisco Madero en sus ideas de no reelección, la devolución de tierras a los campesinos y principios democráticos sustentados en la participación ciudadana.
El descontento de la población mexicana por la dictadura de Porfirio Díaz que ocupó la presidencia por 35 años, se aunó a condiciones sociales frágiles que, aunque había crecimiento económico y estabilidad política, había empresas en manos de extranjeros, crisis petrolera y el enojo de los campesinos despojados de sus tierras. En resumen, una gran desigualdad motivó a la lucha armada que produjo más de 1 millón de muertos.
Un movimiento que duró aproximadamente 10 años y que inició con la convocatoria de Francisco I. Madero se levantó en armas el 20 de noviembre de 1910 a través del denominado Plan de San Luis.
Además de Madero surgieron personajes como Emiliano Zapata, Pancho Villa, Venustiano Carranza, Victoriano Huerta, Pino Suárez, Pablo González. Todos animados por el cambio y algunos, movidos por la traición para el logro de sus objetivos. No olvidemos el papel relevante en la lucha armada de las adelitas, su apoyo fue decisivo como acompañantes o soldadas; de manera puntual fue significativa la labor de Hermila Galindo, Elvia Carrillo y Elena Arizmendi como ideólogas feministas.
Recordar la historia siempre es interesante a la luz del contexto presente, es decir, responder: ¿qué nos dejó la revolución?, ¿se lograron los ideales por los que lucharon Madero, Zapata, Pancho Villa, Venustiano Carranza, Victoriano Huerta, Pino Suárez y Pablo González, entre muchos otros, junto con el pueblo?, ¿qué sigue pendiente?
No hay duda de que los principales logros de la Revolución Mexicana fueron el establecimiento de un sistema democrático de elecciones y la Constitución de 1917. Con muchos agregados y omisiones, tenemos un conjunto de leyes cuyo reto es su cumplimiento cabal. Así mismo, tenemos también un sistema reconocido de derechos y obligaciones, y mayor participación ciudadana.
La revolución de 1910 buscaba un cambio. Fue una lucha armada para acabar con la tiranía de poder, injusticia y desigualdad. Había una exigencia mayoritaria en el pueblo para tener libertad de expresión y condiciones para una vida digna ante una profunda crisis en lo económico, político y social.
Desde esa óptica, seguimos con muchas pendientes. Andrés Manuel tiene razón en los logros que señala, pero hay precisiones que es necesario realizar. México sigue teniendo una gran desigualdad social y continúa la falta de apoyo suficiente al campo. Todo esto agravado por el narcotráfico y la violencia que genera, la corrupción e impunidad por un sistema de justicia debilitado. Además, con una economía que plantea más incertidumbre que certezas y con grandes oportunidades en los sistemas de salud y educación como derechos básicos.
Así pues, los ideales de la revolución de 1910 de igualdad, justicia y bienestar siguen pendientes; y tal vez, no se logren nunca en su totalidad pues conforme cambian las circunstancias y actores deben evolucionar, sin embargo, los indicadores siempre serán los mismos: la dignidad, el respeto y la libertad, como decía un maestro: examínese usted y su conciencia