Es una mañana del 4 de abril del año 2000, la madre de Mirko, Ivana, abre la puerta de su habitación y ve a su hijo ahorcado sobre una barra que usaba para hacer ejercicios. El silencio se hace cada vez más tenue y la madre de Mirko cuenta que desde ese día su vida cambió para siempre. Esta es la historia de Mirko Saric, el joven futbolista de San Lorenzo, llamado a ser una promesa del fútbol argentino que se suicidó debido a sus problemas de depresión.
Mirko Saric nació un 6 de junio del 1978, unos días antes de que Argentina se coronara por primera vez campeón del mundo. Mirko ingresó muy joven a las inferiores de San Lorenzo, hizo todas las inferiores en el club de Almagro hasta que un 22 de diciembre de 1996 se le presentó la oportunidad de debutar en el primer equipo bajo las órdenes de Carlos Aimar. Mirko siguió su carrera en San Lorenzo y logró consolidarse como una promesa del fútbol argentino 3 años después con el técnico Oscar Ruggeri, donde era habitualmente titular y ya empezaba a demostrar su calidad en la cancha, tanto anular ataques como para generar ocasiones de gol.
«Tenía todo para ser feliz, el pibe era un fenómeno», fueron las palabras de Oscar Ruggeri para definir a Mirko y en algún sentido, no se equivocaba. Mirko venía de hacer muy buenas campañas con San Lorenzo, jugador habilidoso y con mucho futuro por delante. Tanto fue su evolución en el elenco azulgrana que el Real Madrid mostró en interés en adquirir su servicios por nada más y nada menos que 10 millones de dólares, lamentablemente para él y su familia el pase se cayó y Mirko siguió en San Lorenzo.
«No le encuentro sentido a la vida»
Oscar Ruggeri cuenta que una noche de concentración se encontraba en su habitación descansando y escucha que le tocan la puerta. Abre y era Mirko. Ruggeri lo invita a pasar y le pregunta de qué quería hablar. Ruggeri cuenta que en su cabeza pensaba que el motivo por el que Mirko quería hablar era netamente futbolístico, que si por qué le iba mal jugando por izquierda, que cómo podía encontrarse mejor con los otros volantes, pero la respuesta de Saric dejó descolocado al técnico argentino. «Quiero decirte que no le encuentro sentido a la vida», fueron las palabras de Mirko, casi un flechazo directo a la firmeza de Ruggeri que para ese momento no podía entender lo que le pasaba a su jugador, lógicamente porque no era un especialista en el tema. «Eres titular en el club, tienes un futuro bárbaro, vienes jugando bastante bien. Estás jugando al fútbol», fue lo que le dijo Oscar a Mirko en un intento de consolarlo porque claramente la pregunta lo había desorientado y no sabía cómo afrontar el tema. Ruggeri cuenta que después de la conversación llamó inmediatamente al padre del chico y le dijo que venga al entrenamiento porque necesitaba conversar urgente con él. El padre asistió al día siguiente y le dijo al DT: «Quédate tranquilo porque ya está medicado, lo estamos tratando nosotros». Ruggeri se quedó tranquilo con las palabras del padre hasta que una mañana antes del entreanamiento lo llama un miembro del club y le dice: «Se mató Mirko».
Un antes y un después en el fútbol
El fatídico final de Mirko marcó un precedente en el fútbol argentino y sudamericano. En los años 2000 todavía no se era muy consciente de la importancia de la salud mental en el deporte. La depresión y la ansiedad son problemas que siempre han existido pero se ha comenzado a concientizar sobre el tema recién hace unos cuantos años. Hoy, distintos clubes cuentan con un departamento de psicología deportiva, desde las divisiones inferiores hasta el primer equipo ya que se considera que es importante tomar este aspecto en cuenta para el desarrollo íntegro de sus jugadores. Las instituciones deportivas no solo apuntan a formar profesionales de fútbol, o de cualquier disciplina en general, sino también a formar personas de bien, con valores y principios y que estén dispuestos a ayudar a sus compañeros cuando ellos lo necesiten.